jueves, 14 de marzo de 2013

El segundo fragmento

- ¿Quieres sentarte conmigo? -dije.
- Me encantaría.
Cogí el marcapáginas y lo puse donde me había quedado. También apagué la música, no quería que se me acabase la batería. Había salido de casa con la justa, y no tenía ganas de llevar una bronca de mi madre por que se me acabase la batería, lo cual me pasaba a menudo.
- ¿Que escuchabas? -me preguntó.
- Claro de Luna, de Debussy. ¿La conoces?
- Sí, me encanta. Toco el piano, esta canción la llevo practicando desde que la conocí. Es de esas canciones que por mas que escuche o toque nunca me acaba cansando. ¿Tu tocas algo?
- No, ahora ya no. De pequeña mis padres me llevaban a clases de violín, pero no conseguía engancharme. Lo que me gusta de verdad es el ballet. Llevo bailando desde que tenía cinco años, y hasta ahora no he podido dejarlo. Me ayuda mucho a expresarme, y me relaja.
- Qué bonito, el ballet. A mi me gusta mucho el Cascanueces. Y te gusta la poesía, por lo que veo, ¿no?
- Sí, tambien me gusta.- estaba disfrutando del verano, que ultimamente no se dejaba ver mucho por aquí.- Es que me gusta mucho leer.
- Yo llegué ayer aquí y aún no me manejo muy bien por la ciudad. Aún no conocía a nadie, hasta ahora.- otra vez esa sonrisa en su cara.
Es un chico muy agradable, pensé. Me quedaría hablando con él toda la tarde, pero se había levantado viento. Yo solo llevaba puesto un vestido blanco y rosa, corto y de asas; y unas sandalias blancas. Y como siempre, no tenía chaqueta. Cuando salí de casa hacía mucho calor.
- ¿Te apetece que vayamos a tomar un helado? Está empezando a refrescar, y no he traído chaqueta.-le dije.
Me puso su chaqueta por los hombros, ante mi asombro. No me esperaba eso, y me encantó.
- No quiero que te coja el frío. Y sí, sí que me apetece tomar un helado.
- ¿Pero no te cogerá a ti el frío si me pongo yo tu chaqueta?
- No, tranquila, estoy bien. Si quieres póntela. ¿A dónde vamos?
- Conozco un sitio no muy lejos de aquí. Es tranquilo y cómodo, y hacen unos batidos muy ricos.
- Vamos, entonces.
Otra vez dibujó esa sonrisa. Sonrisa que acompañada de sus ojos, de un azul intenso, era la combinación perfecta que encandilaría a cualquier chica. Era el chico perfecto. Alto, guapo, amable y con aire simpático, me encantaba aquel chico. Y su nombre, Dani. Sonaba tan bien. Le pegaba ese nombre.

2 comentarios:

  1. Oh, la chica se nos ha enamorado a primera vista :3
    ¡Qué monos que son! Yo siempre quise ser bailarina de ballet, encuentro que es precioso :)
    Besos, Amanda.

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  2. Jajaja veo que te esta gustando ^^ yo tambien, siempre me gusto el ballet jajaja
    Besiños (:

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