domingo, 14 de abril de 2013

Fragmento 18

Fui arriba subiendo los escalones de dos en dos toda eufórica y entré en la habitación. Cogí la mochila del armario y metí el pijama, el cepillo de dientes y todo lo que me pudiese hacer falta. También cogí dos o tres bikinis, porque Leire vivía en una casa en el centro de la ciudad, en un barrio bien acomodado. Su casa era muy grande, con tres jardines, piscina y seis habitaciones. Una de ellas la había habilitado como "estudio". Allí era donde pintaba. Me encantaba aquel sitio. Siempre olía a pintura, estaba lleno de vida y de sus dibujos, y solo tenía tres paredes, ya que una de ellas estaba toda acristalada y daba a la piscina. Ya había hablado con ella y vendría a recogernos a las cuatro para ir todas juntas. Así que revisé que lo llevaba todo, eché un vistazo a ver si estaba todo bien recogido, le di un beso a mi madre y a mi hermana, y me fui a donde estaban ellas. Sólo faltaba Cris, por no variar. Era la tardona del grupo. Siempre se pasaba horas y horas arreglándose o haciendo algo para estar guapa.
Yo: ¡Hola chicas! ¿Como estamos hoy? -me dieron un beso cada una, dejé la mochila en el suelo y me puse a hablar con ellas.
Miriam: Nena, ni que fueses a ir a la Cibeles. Estás guapísima.
Yo: ¡Gracias! -respondí, dando una vuelta sobre mí misma.
Vera: Que, ¿estás nerviosa por lo de hoy? ¿A que hora habéis quedado?
Yo: Quedamos a las cuatro en el mismo banco de ayer.
Miriam: Ay, ¿y podemos ir? ¡Porfa Saris, déjanos ir, porfa, porfa, porfa!
Cris: ¿A dónde hay que ir?
Leire: ¿Y tú de dónde sales? Y si quedamos a y veinte, no es a y media. ¡Cómo llegues tarde otra vez te adelanto los relojes!
Cris: Me trajo mi madre, por eso llego tarde. Es que Mateo está enfermo, y ahora tenía fiebre.
Mateo era el hermano pequeño de Cris. Tenía la edad de Sofía, y era igualito a Cris cuando tenía su edad. Vivían en una urbanización a las afueras de la ciudad, por eso la tenían que traer en coche.
Yo: Bueno, por esta vez te perdonamos.

jueves, 11 de abril de 2013

Otro fragmento

Dieron las dos y media en la torre de la ciudad y como si lo hubiese planeado, la puerta de mi casa se abrió. Agucé el oído para ver quien era. Mi madre. Perfecto. Ahora bajaría y le diría que me iba a comer a casa de Leire con las chicas. Así que bajé las escaleras, ya calzada y fui a la cocina a saludar a mi madre.
- ¡Hola mamá!
- Hola cariño, ¿qué tal?
Le di un beso y me senté en un taburete. Mi cocina era muy sencilla, únicamente tenía los hornillos y el horno, un microondas, las alacenas, la nevera, una barra americana y una mesa algo pequeña en la que comíamos. A mis padres no les gustaban en absoluto las ostentaciones, asi que toda la casa era bastante sencilla, bueno, menos mi habitación que estaba llena de colores vivos y totalmente decorada con fotos y dibujos que me había hecho Leire. Nunca llegué a saber porqué, pero parecía que le gustaba regalarme sus dibujos. Leire, era mi mejor amiga de entre las cuatro. Bueno, en realidad todas eran mis mejores amigas, pero quizá Leire fuese la que más. Miriam me caía genial, pero era demasiado... Tenía una manera de pensar un poco lanzada para su edad, por decirlo de algún modo. Cris era genial, pero ella y Vera se conocían desde hace más tiempo, como Leire y yo, seguramente fuese eso lo que nos unía tanto. Es cierto que iba mucho con Cris de compras, pero eso era como una tradición que había entre nosotras. En el grupo teníamos como una especie de reglas, no escritas pero siempre respetadas por todas, como si tuviésemos conexión en nuestras mentes y todas sabíamos lo que debíamos hacer y lo que no. Sería de tantos años de amistad, supongo.
- ¿Se portó bien Sofía hoy por la mañana? -me dijo mi madre.
- Sí, siempre se porta muy bien. Yo era mucho más revoltosa cuando tenía su edad. Mamá, Leire nos invitó este fin de semana entero a comer y a dormir a su casa, puedo ir? Porfii.
- ¿Hiciste las cosas?
- Sí.
- *gritando* Sofía, ¿que tal se portó contigo Sara hoy por la mañana?
- ¡Mamá, ni que le pegase a la pobre niña! -le dije yo algo molesta.
- Bien, y me hizo el desayuno. -contestó Sofía con esa vocecita.
- Bueno, ¿me dejas no?
- Sí Sara, te dejo. ¡Pero pórtate bien eh!

lunes, 8 de abril de 2013

Fragmento número... (perdí la cuenta)

Así que me volví a mi habitación. Pasaba mucho tiempo allí. Es que allí tenía todo, mis libros, mi música, el mac, el escritorio, mi baño y hasta terraza y la barra de ballet! Cogí el libro de "Sinsajo", salí a la terraza y me tumbé en mi hamaca hawaiiana. Era muy cómoda, aunque en poco rato estaba chorreando, porque el cristal hacía efecto invernadero, pero por las noches se agradecía, podías quedarte tranquilamente en pantalón corto que no tenías nada de frío, asi que abrí la ventana, para ventilar todo y que entrase aire de fuera. En aquellos días era muy agradable leer allí, porque en la casa de al lado, tenían un cerezo muy grande, donde anidaban los gorriones y ruiseñores, a los que les gustaba mucho dar conciertos en los días soleados como aquel. Me encantaba escuchar su canto.
- Me amas. ¿Real o no?
- Real.
Así acababa "Sinsajo", la última entrega de la famosísima saga de "Los Juegos del hambre". Era un final tan bonito... Me había devorado aquella saga en dos meses, y eso que los libros eran bastante gruesos. Ya tenía mi próxima lectura en casa, me la habían regalado mis padrinos por la Pascua, lo que pasa que no había podido leerlo hasta ahora por los exámenes y los libros obligatorios del colegio no me había dado tiempo, y quería leerme antes esta saga de Suzanne Collins. El libro se titulaba "Buenos días, princesa" de Blue Jeans, un autor español que utilizaba ese nombre como pseudónimo. Cuando Vera me había hablado de ese libro en seguida me había venido a la mente la película de "La vida es bella". Era una película preciosa, y de las mejores que había visto hasta ahora. Y el niño era tan mono... Pero ahora no me apetecía leer más. Me había leído ya casi cincuenta páginas, que eran las que me faltaban para acabar el libro. Asi que cogí el móvil y decidí jugar al Triviados con Miriam hasta que mi madre llegase y me diese el permiso para ir a casa de Leire. Sabía que no iba a haber problema, pero a ella no le gustaba que la molestasen mientras trabajaba, y no iba conmigo dejarle notas encima de la mesa o que Sofi le diera el recado.

domingo, 31 de marzo de 2013

Un pelin mas

Aún seguía en pijama.
- ¿Y tú aún en pijama?
- ¡Ala que guapa Sara! Yo cuando sea mayor quiero ser como tú...
- No, la que quiere ser como tú soy yo, Sopita. Apaga la tele y ven conmigo arriba, tienes que vestirte.
- ¿Y no me puedo quedar a acabar de ver esto? Porfa Saraa porfaa.
- ¿Y cuánto tarda en acabar?
- Media hora...
- ¡Uy no! Media hora es mucho. Te dejo un cuarto de hora y luego subimos ¿vale?
- Vaaale -me dijo, medio protestando.
Subimos arriba y fuimos a su habitación. Mamá ya le había dejado la ropita preparada.
- ¿Ay Saraa y me tengo que poner esto?
- ¿No te gusta? Si es muy chulo.
Era un vestido blanco tipo ibicenco que tenía algunas flores caladas y era de asitas.
- ¿No me puedo poner otra cosa?
- No Sofi, venga, ponte esto, que además te queda muy bien. ¿Este no era el vestido que decías que era de princesa de las nieves?
- Sí...
- Venga, si sabes que te gusta este vestido. Póntelo y jugamos a algo Sopita.
- Vale, pero solo me lo pongo hoy. No me lo pienso poner más.
- Ala, pues hoy y nunca más. -le dije con tono irónico y poniéndole el vestido. - Anda, termina de ponerte las sandalias y ayúdame a hacer tu cama.
Eran ya las dos de la tarde. Mis padres no tardarían en llegar. Mi padre era médico, y mi madre trabajaba en una galería de arte. Justo les había coincidido a los dos trabajar hoy de mañana. Estaba acostumbrada ya a hacer las cosas muy rápido, entonces en quince minutos ya tenía la habitación arreglada, la cama de Sofía hecha, la sala y la cocina recogidas y las cosas de la ducha en su sitio.

sábado, 30 de marzo de 2013

Another "cachito" (:

Preparamos el desayuno y fuimos a tomarlo a la sala. Cuando acabamos me quedé un rato viendo la tele con ella. Le encantaba estar conmigo en el sofá. Cuando vi el reloj eran ya las once y cuarto. Me levanté y recogí las cosas del desayuno.
- Sofi, voy a ducharme. Si quieres algo, sube y me lo dices.
- Vale. -me dijo media dormida.
A ella le gustaba dormir, al igual que a mi, y levantarse a las diez era ya muy temprano.
Subí a mi habitación y fui a la terraza para ver como se presentaba el día. Estaba totalmente despejado, y ya a aquella hora hacía calor. Busqué en el armario qué ponerme. No me decidía. Si arreglada o informal, si casual o urban. ¡Aish, qué difícil era aquello! Al final me decidí por unos pantalones cortos vaqueros algo rotos, una camiseta sin mangas y floja que por arriba era blanca y luego degradaba al fucsia, y unas sandalias marrón claro, con unas flores también de ese color, y una tira entre el dedo gordo y los demás, y dependiendo del calor que hiciese luego, no sabía si ponerme un sombrero que tenía de paja, tipo borsalino pero de verano, con algún troquelado y una cinta blanca que terminaba en un lazo. Cogí la ropa interior a juego, como no, y mi albornoz. La ropa la dejé extendida sobre la cama, y aunque el baño estaba integrado en la habitación y no tenía que salir de ella para nada, me gustaba dejarlo ya todo preparado. Me quité el pijama y lo metí bajo la almohada. Me puse las zapatillas y el albornoz, me solté el pelo, encendí la radio en Los 40 y me metí en el baño. Estaba sonando "Set fire to the rain", de Adele. Me encantaba como cantaba esa chica inglesa, y en especial esa canción. Sin duda, esa música alta despertaría a mi hermana, si es que se había quedado dormida. Encendí el deshumidificador para que el espejo no se me empañase y luego me fuera más fácil secar el pelo, y me metí en la ducha. Pasé dentro media hora, tenía que lavarme el pelo, y lo tenía muy largo. Me llevaba bastante tiempo. Cuando acabé y ya estaba seca me puse crema en las piernas y me heché la colonia "Miss Dior Chèrie". Me sequé el pelo, le heché algo de espuma para que el rizo me quedase más marcado, me lavé los dientes y me vestí. Decidí maquillarme un poquito, solo me disimulé unos granitos con maquillaje, me marqué algo la raya con lápiz marrón, que resaltaba mis ojos verdes y me ricé las pestañas. Me calcé y bajé a junto mi hermana.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Tags #2: Los Juegos del Hambre

Hola holita a todoos ^^
Os traigo un nuevo tag, Los Juegos del Hambre!!

Bueno, lo primero, que doy muchiiisimas gracias a Jane por nominarme a hacer el tag ((:
Muchas gracias Jane!!

Nomino a hacer el tag a:
- Amanda Mellark.
- Laura (:
- Amanda Laguna.

Tag:
1. ¿Cuál es tu libro favorito de la trilogía?
Sinsajo, me parece un libro precioso y lleno de intriga. Me encanta, en mi opinion es el mejor.
2. ¿Cómo conociste Los Juegos del Hambre?
Pues una de mis mejores amigas me habló del libro que estaba leyendo, y me picó mucho la curiosidad, entonces me lo compré y lo leí, y me encantó.
3. ¿Cuál es tu personaje favorito?
Gale, tener tanta fuerza moral, es increíble. Y ayudar a Katniss siempre que lo necesitó.
4. ¿Cuánto durarías en la arena?
Pues... No lo se la verdad, pero no ganaría.
5. ¿En qué distrito te gustaría vivir?
En el de Finnick, bueno, en el del mar, que no me acuerdo el número del distrito.
6. ¿Libro o película?
Libro, claramente libro.
7. ¿Qué te esperabas de la película?
Pues me esperaba menos, la verdad.

martes, 26 de marzo de 2013

Otro cachito de mi libro :P

Me costaba un poco llegar a entender completamente lo que un chico pensaba de mí. Había algunos, que parecía que les gustabas, pero solo se divertían coqueteando contigo y riéndose de tu cara de tonta. Había otros, sin embargo, que preferían mantenerlo en secreto. Les gustaba más mirarte de lejos y mantener de vez en cuando fugaces conversaciones que simular que tu fueses un casino y que él no parara de meterte fichas. Odiaba el "juego" del casino. Era tan descarado, y me ponía muy nerviosa que estuvieran hablandome todo el rato con indirectas.
Bajé a desayunar. Mi hermana ya estaba viendo unos dibujos en el salón. En mi casa solo había una tele, entonces las peleas por el mando eran bastante frecuentes. Fui junto a ella y me senté en el sofá, a su lado.
- Y tú, Sopita? ¿Hace cuánto que te levantaste?
- Hace poquito.
Tenía una carita de dormida... La verdad es que era irresistible.
- ¿Y ya desayunaste?
- No, no tenía mucha hambre.
- Anda, ven conmigo y me ayudas a preparar el desayuno.
La cogí en brazos y me la llevé a la cocina.
- A ver, ¿qué te apetece desayunar?- le pellizqué la nariz y la senté en la encimera.
- Tostadas de las que haces tú y café con leche.
- ¿Café con leche? ¿Y a ti desde cuando te gusta el café con leche?
- Es que no me gusta, pero huele muy bien.
- ¡Jajajaja! Anda, te preparo las tostadas mientras tú pones a calentar la leche en el microondas. Ponme una tacita para mi también porfa.
- ¿Me las coges? Es que yo no les llego.
- Toma, ¿a la leche si le llegas no enana?- le dije en tono cariñoso.
- ¡Oyee! Que yo no soy ninguna enana. Tengo siete años, y en septiembre ya hago ocho.
- Venga, calienta la leche y no te enfades Sofi.- le dije revolviéndole el pelo para picarla un pelín más. - Y cógeme la mantequilla, que la sartén ya está caliente.